La radiofrecuencia es un aparato de estética profesional que se encarga de estimular los fibroblastos a través del calor profundo que emiten sus ultrasonidos. Estos fibroblastos son los que generan colágeno y elastina, encargados de mantener la firmeza y tersura en la piel.
La radiofrecuencia también es conocida como diatermia.
Es uno de los tratamientos mejor valorados. Es indoloro y agradable, la sensación es de un ligero calor en la zona, sin llegar a notar quemazón.
Los resultados se pueden observar en el momento del tratamiento, ya que proporciona un efecto lifting de forma instantánea, a la vez que realiza el efecto regenerador de fibroblastos de forma profunda.
El aspecto de la piel tiene una gran mejoría, aportándole luminosidad y una textura más jugosa al tejido. Mejora el metabolismo celular y la oxigenación de la piel.
¿Qué tipos de radiofrecuencia profesional hay?
Existen varios tipos de radiofrecuencia. La diferencia entre cada uno de ellos es la profundidad a la que llega la onda. Estos son:
- Radiofrecuencia capacitiva. Trabaja a niveles más superficiales. Es la que se encarga de estimular los fibroblastos. De esta manera generamos colágeno y elastina, recuperando la firmeza del tejido.
- Radiofrecuencia resistiva. La energía que emite penetra a los tejidos más profundos.
- Radiofrecuencia capacitiva monopolar.
Para que el efecto de la radiofrecuencia sea óptimo, la corriente debe ser continua.
Beneficios de la radiofrecuencia
- Regeneración a nivel tisular.
- Efecto lifting facial.
- Recupera la forma del óvalo facial.
- Disminuye surcos y arrugas.
- Reafirma y mejora el aspecto de la piel en cuello y escote.
- Reafirma la piel en zonas corporales como, brazos, abdomen, glúteos…
Contraindicaciones
- Embarazo o lactancia.
- Personas con marcapasos.
- Personas con implantes o prótesis metálicas.
- Enfermedades neuromusculares.
- Afecciones cutáneas.
- Personas con problemas vasculares graves.
- Insuficiencia renal o hepática.
Inflamaciones graves (VIH, tuberculosis…).